No está bien procrastinar… pero tampoco obsesionarse con la organización

Todos hemos pasado por eso: un día te sientes súper productivo, haces listas, planificas la semana, incluso te compras una agenda nueva (¡con stickers incluidos!). Y al siguiente, te encuentras viendo vídeos de gatitos o reorganizando tu escritorio por cuarta vez en el mes. ¿Te suena?

 

La trampa de la hiperorganización

Organizarse es genial. Te ayuda a tener claridad, reduce el estrés y te da una sensación de control. Pero, como todo en la vida, en exceso se vuelve contraproducente. Si pasas más tiempo organizando tu día que viviéndolo, algo anda mal. A veces nos perdemos en la planificación y nunca llegamos a la acción.

 

El truco está en no usar la organización como una excusa para evitar hacer lo que realmente importa.

 

La procrastinación con disfraz elegante

Rehacer tu lista de tareas cinco veces, cambiar de app de productividad, ver 10 vídeos sobre “cómo ser más eficiente”… todo eso puede parecer productividad, pero muchas veces es solo procrastinación maquillada. En lugar de enfrentarte a lo que tienes que hacer, te escondes detrás de la ilusión de estar ocupado.

 

Equilibrio: la clave de todo

La gestión del tiempo no tiene que ser un campo de batalla. No se trata de llenar cada minuto con una tarea, ni de ser un robot que sigue un horario sin respirar. Se trata de encontrar ese punto medio: ser lo suficientemente organizado como para no olvidarte de tus objetivos, pero lo suficientemente flexible como para disfrutar del proceso.

 

Haz tu lista, pero no te cases con ella. Ten un plan, pero permite que la vida tenga sus momentos espontáneos.

 

Un consejo relajado para terminar

Si hoy no lograste tachar todo lo de tu lista, no pasa nada. No te castigues por no ser una máquina. La constancia vale más que la perfección, y cuidar de tu bienestar también es parte de una buena gestión del tiempo.

 

Así que, sí: deja de procrastinar… pero también deja de intentar controlar hasta el último segundo. Respira, organízate lo justo, y sigue adelante.

Autor entrada: Santiago